Revista Kuaapy Ayvu, año 2020,
vol. 11, núm. 11, pp. 39-58. INAES Publicaciones. ISSN 2224-7408. Recibido
el 26/08/2020 - Aceptado el 04/03/2022
Dossier de investigaciones científicas: Sociedad y educación en tiempos de Covid-19
De la presencialidad a la virtualidad.
Impacto de la pandemia de COVID-19 en los estudiantes de educación superior,
Asunción, 2020
From face-to-face to virtual learning.
Impact of the Covid-19 pandemic on Higher Education students, Asunción, 2020
María De las
Nieves Montiel
Instituto
Nacional de Educación Superior (Asunción, Paraguay)
orcid.org/0000-0003-1809-0238
Roberto Fonseca
Feris
Universidad
Americana (Asunción,
Paraguay)
orcid.org/0000-0002-2186-1649
Katherin Arrúa Jacquet
Universidad
Americana (Asunción,
Paraguay)
orcid.org/0000-0002-9345-5762
Resumen
Se presenta una aproximación a las
condiciones de los estudiantes de las IES (Instituciones de Educación Superior)
durante la migración de la educación presencial a la educación a distancia en
tiempos de pandemia COVID-19. El estudio respondió a un enfoque cuantitativo,
descriptivo, no experimental, transversal. La recolección de los datos se
realizó a través de una encuesta que se aplicó a la muestra compuesta por 426
estudiantes. El tipo de muestreo fue no probabilístico, en cadena o por redes.
Los resultados demostraron que los estudiantes cuentan con el apoyo de sus
familias para enfrentar los gastos relacionados a su formación como pago de
internet, telefonía y cuotas mensuales de la institución formadora. No
obstante, un número menor se encuentra afectado por la crisis económica. El 74
% de los estudiantes contaron con los recursos tecnológicos (computadora o
teléfono) para el desarrollo de las actividades formativas, y el 78,4 % con el
espacio físico adecuado en el hogar, sin embargo, la dificultad principal fue
el acceso a internet, donde el 41,8 % manifestó que es regular. Por otro lado,
el 24 % de los estudiantes expuso no tener condiciones para acceder a
internet.
Palabras clave
Educación superior; estudiantes; pandemia de Covid-19; educación
a distancia; educación en Paraguay; educación virtual
Abstract
The article presents an approximation to the conditions of the
students of HEIs (Higher Education Institutions) during the migration from
face-to-face education to distance education in times of the COVID-19 pandemic.
The study responded to a quantitative, descriptive, non-experimental,
cross-sectional approach. The data collection was carried out through a survey
that was applied to the sample composed of 426 students. The type of sampling
was non-probabilistic, chain or network. The findings showed that the students
have the support of their families to face the expenses related to their
training, such as paying internet, telephony, and monthly fees from the
training institution. However, a smaller number is affected by the economic
crisis. Seventy-four percent of its students had the technological resources
(computer or telephone) for the development of training activities, and 78.4 %
had adequate physical space at home, however, the main difficulty was internet
access, where 41.8 % stated that it is regular. On the other hand, 24 % of the
students stated that they did not have the conditions to access the internet.
Keywords
Higher education; Institutions of Higher Education (IES); COVID-19 pandemic; distance education;
e-learning; education
___________
Introducción
Caribe
responde a un sistema que Brunner y Villalobos llaman convencional, «centrado
en un currículo controlado por la organización, con un carácter acumulativo, de
lenta maduración e intensivo en horas docentes, lecturas de textos y
evaluaciones sumativas» (2014, p. 31). Este modelo tradicional va cambiando
hacia un nuevo tipo de educación con modalidades de enseñanza basadas en la
autonomía para el aprendizaje y los medios digitales. Si bien, estas
discusiones se vienen realizando en la comunidad académica desde hace varios
años atrás, los pasos hacia un sistema diferente de formación superior no se
dan de forma masiva, más bien en pequeños grupos (Brunner y Villalobos, 2014).
Desde
el año 2004 se iniciaron los pasos en Paraguay para implementar la Educación a
Distancia (EaD). Instituciones como el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), la Universidad Autónoma de Asunción
(UAA) fueron pioneros en estas acciones. Luego se sumaron otras instituciones
como la Universidad Americana, la Universidad Nacional de Asunción y la
Universidad Columbia, ofreciendo carreras puramente con este sistema.
(Albertini, 2017). Sin embargo, las experiencias eran bastante incipientes.
La
pandemia causada por el virus del COVID-19 en el año 2020, exigió a la
educación superior abandonar totalmente el sistema convencional e incorporar
nuevas estrategias basadas en los medios digitales. En marzo del 2020 el Poder
Ejecutivo declaró una cuarentena que obligó a las instituciones del sector
educativo, de todos los niveles, a cerrar las puertas y migrar hacia la
modalidad a distancia utilizando las tecnologías disponibles con el propósito
de seguir brindando el servicio educativo. (Decreto 3456/20, Presidencia de la
República). Con estas medidas, Paraguay se
convierte en uno de los primeros países en tomar la decisión de cerrar las
instituciones educativas bajo la premisa de salvaguardar la salud pública y la
vida de las personas.
El
paso de la presencialidad a la virtualidad se realizó de forma abrupta y afectó
el proceso educativo no solo por la dinámica del comportamiento que obligó a
adoptar la pandemia, sino también por el poco manejo o desconocimiento de las
herramientas digitales de docentes y estudiantes, así como la falta de
infraestructuras apropiadas en las Instituciones de Educación Superior (IES).
Estas condiciones imposibilitaron la planificación adecuada en tránsito a la EaD.
Las
IES, apremiadas por dar continuidad a las clases, con los recursos disponibles,
enfrentaron problemas administrativos relacionados con la suspensión de
trabajadores, la deserción de estudiantes, la mora en el pago de las
obligaciones, entre otros. Los estudiantes, a su vez, fueron víctimas de la
crisis económica y surgió la apremiante necesidad de contar con los
requerimientos propios de la educación virtual en cuestión de equipos, además
de desarrollar habilidades que tenían que ver con la disciplina y el compromiso
para su formación, al mismo tiempo de administrar la carga emocional que
conllevó el confinamiento como la sensación de ansiedad, inseguridad, miedo y
la soledad en la resolución de los problemas personales y académicos (Unesco e
IESALC, 2020)
El
objetivo de este estudio fue describir el impacto de la pandemia COVID-19 en
los estudiantes de las IES durante la migración de la educación presencial a la
educación a distancia. Se realizó una aproximación a la realidad desde la
revisión bibliográfica de reflexiones y estudios sobre el tema, así como el
relevamiento de datos con estudiantes de tres instituciones, dos públicas y una
privada, dígase Instituto Nacional de Educación Superior Dr. Raúl Peña, el
Conservatorio Nacional de Música y la Universidad Americana, todas asentadas en
la ciudad de Asunción, en Paraguay.
El contexto de la Educación Superior
En
la actualidad, las IES en la región de América Latina se encuentran afectadas
por la pandemia del COVID-19. Según el informe de la Unesco e IESALC (Instituto
Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe).
El cierre de los centros de
enseñanza afecta aproximadamente a unos 23,4 millones de estudiantes de
educación superior (CINE 5, 6, 7 y 8) y a 1,4 millones de docentes en América
Latina y el Caribe; esto representa, aproximadamente, más del 98% de la población
de estudiantes y profesores de educación superior de la región. (2020, p. 9)
El
cierre obligado de las aulas presenciales en las Instituciones de Educación
Superior en Paraguay, enfrentó a las instituciones, docentes y estudiantes a un
escenario poco amigable, caracterizado por la
discusión social centra su eje en la calidad de la educación impartida en las
universidades, en el rol de las instituciones rectoras en el país, en las
estrategias poco efectivas para el aseguramiento de la calidad; emerge el
apresurado paso a la educación a distancia mediada por la tecnología.
Las
instituciones de educación superior del país realizaron acciones de ajustes
inmediatos en las estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación,
incorporando las tecnologías como una modalidad para dar continuidad a las
clases. Es importante señalar que las instituciones no tuvieron margen de
tiempo para planificar el proceso de traspaso de la modalidad presencial a la
modalidad a distancia por la inmediatez de la decisión y
las condiciones existentes en el sistema educativo y la administración pública
ya mencionadas.
El
informe de la Unesco-IESALC revela la realidad de las instituciones que pasaron
de la presencialidad a la educación a distancia (EaD)
«en una situación de urgencia imprevisible y que deberían, desde ya, planificar
un próximo trimestre en docencia online con mayores apoyos pedagógicos y
recursos, anticipando que la duración de la crisis vaya más allá que un
trimestre» (p. 38). Tal es así que, en las
primeras semanas de la cuarentena se vivió con mucha incertidumbre sobre la
vuelta a clases, por lo que las medidas adoptadas fueron más bien supletorias y
de contingencia. Con el paso de las semanas y la declaración desde las
instancias de gobierno de una cuarentena más extendida, principalmente para la
educación, desde el mes de abril, permitió a las instituciones, estudiantes y
docentes, asumir las condiciones de la educación a distancia de manera más
concreta y con estrategias más claras.
La
educación a distancia o no presencial asumida en la educación superior en
Paraguay es entendida como un «diálogo didáctico mediado entre docentes de una
institución y los estudiantes que, ubicado en espacio diferente al de aquellos,
aprende de forma independiente o grupal» (García Aretio, 2014, citado por
CONES, 2016). La mediación actualmente está respaldada principalmente en las
potencialidades ofrecidas por la tecnología.
El
Consejo Nacional de la Educación Superior (CONES) declara que puede ser una
«educación a distancia, […] educación en línea, educación virtual, teleformación, […] aprendizaje distribuido, entre otros
términos» (2020, art. 6); sin embargo, destaca que:
…es flexible y personalizada, y su
diseño está centrado en el estudiante. Los materiales y tecnologías de
estudios, las tutorías o servicios docentes y los sistemas de evaluación, serán
coherentes con las características de los estudiantes beneficiarios, con su
contexto social y económico. (2016, art. 7)
Pasar
de una educación presencial a una educación a distancia mediada por las
tecnologías exige a los actores nuevas maneras de planificar y desarrollar el
proceso de enseñanza aprendizaje y abre nuevamente el debate, ahora con más
fuerza, sobre el uso de tecnología en educación y las condiciones reales para
lograr la continuidad del proceso educativo. Es así como, considerar que no
todos los estudiantes tienen las posibilidades de desenvolverse en el entorno
virtual es fundamental, para lo cual el seguimiento cobra un nuevo sentido,
principalmente para «no dejar a nadie atrás» como lo señala el lema de la
Unesco.
Al
respecto, el informe de la Unesco e IESALC (2020) advierte que los estudiantes,
quienes durante el cierre de las instituciones no hayan podido contar con una
oferta de continuidad, de calidad, desde la planificación de las clases y con
seguimiento individualizado conforme a sus condiciones y necesidades, que le
permitan sentirse acompañados, asistidos y motivados, posiblemente se irán
desvinculando del ritmo académico, con participaciones aisladas y cada vez más
escasas en las actividades de la clase, estas conductas de no ser atendidas
irán aumentando el riesgo de abandono del sistema educativo.
Requerimientos
para la educación a distancia (EaD)
Existen
opiniones muy optimistas a favor de las tecnologías, como Padilha
(2012) quien destaca la discusión generada por el encuentro entre las TIC y la
educación que apuntan a los aspectos positivos, como los «cambios de calidad
que el potencial de interacción, comunicación e información de las TIC
anuncian» (2012, p. 56), también advierte sobre las condiciones necesarias para que sea efectiva «teniendo en cuenta los altos
costos de inversión de infraestructura, capacitación y producción de recursos
digitales necesarios» (p. 56) que son indispensables para el desarrollo de la
educación mediada por tecnología.
Las
condiciones mínimas necesarias para enfrentar un proceso de educación a
distancia mediada por la tecnología pueden analizarse teniendo en cuenta a las
IES, al personal docente y a los estudiantes, principalmente. Según lo
expuesto, a nivel de las IES, se requiere de un buen soporte de infraestructura
que necesariamente debe incluir un campus virtual acorde a la demanda de
estudiantes con buen soporte del servicio de internet; además se debe contar
con el personal técnico capacitado y dedicado exclusivamente a atender la
demanda virtual.
El
CONES establece que es necesario contar con un equipo interdisciplinario conformado por
un docente especialista del contenido; un docente tutor y/o asesor pedagógico
responsable de monitorear y orientar a los estudiantes en la plataforma; un
especialista en diseño instruccional responsable de diseño y maquetación de los
contenidos disponibles en la plataforma y; un soporte tecnológico responsable
de la infraestructura tecnológica y su soporte técnico, la administración y uso
de la plataforma (2016).
A
nivel del personal docente, es necesario dar énfasis al papel que cumple el
docente tutor en el proceso de enseñanza aprendizaje y su responsabilidad
compartida con el estudiante para lograr la culminación de la cursada con el
éxito esperado. Marcelo y Yot (2013) hacen referencia
a tres niveles de presencia en los que el docente tutor debe intervenir:
cognitiva, social y de enseñanza y se espera que esté presente en toda acción
tutorial.
Siguiendo
a Marcelo y Yot (2013), la dimensión cognitiva
encierra el desarrollo de las competencias propias de las asignaturas por el
estudiante, es decir el docente tutor debe ser el guía que necesita el
estudiante para la construcción de su propio aprendizaje; la dimensión social
apunta a las interacciones que pueden darse entre estudiantes, estudiantes y
tutores, además de la comunicación constante entre los mismos.
Según
los autores mencionados, está demostrado que la comunicación efectiva es
importante para mantener un alto nivel de motivación, que genere, además, en el
estudiante el espíritu de compromiso e implicación con su formación.
Finalmente, la presencia de enseñanza o didáctica implica la orientación
correcta y oportuna para el desarrollo de las actividades propuestas en la
asignatura, como la participación en los foros, realización de tareas,
actividades de investigación, entre otras.
Desde esta perspectiva, el docente
tutor debe tener un alto manejo de los temas de la asignatura a su cargo, debe
tener conocimiento acabado de las herramientas que le ofrece las tecnologías a
fin de sacarle el mayor provecho para el desarrollo de las habilidades
esperadas y una capacidad de manejo de la comunicación que le permita
expresarse por escrito con claridad, que favorezca una interacción oportuna,
adecuada y respetuosa entre los estudiantes para crear un ambiente de
aprendizaje colaborativo, manteniendo la motivación inicial y el seguimiento a
nivel individual y grupal.
Asimismo,
a nivel de estudiantes, deben poseer competencias básicas para lograr
los aprendizajes esperados. Necesita disciplina, establecer sus tiempos y
horarios más oportunos y adecuados para estudiar, desarrollar habilidades de
manejo de las tecnologías, tanto del contexto de la clase como de las
herramientas que facilitan el aprendizaje a través de la búsqueda y selección
de la información. Requiere habilidades comunicativas para interactuar con el
tutor, así como con sus compañeros de clase, informando sus inquietudes o
problemas y trabajando en un ambiente colaborativo.
El
informe Unesco-IESALC revela que, frente a la enseñanza mediada por las
tecnologías, «las fórmulas tradicionales de la EaD
son las que prefieren los estudiantes, estas son las clases donde el profesor
imparte una clase ordinaria transmitida en directo y con posibilidades de ser
recuperadas en diferido» (2020, p. 21).
A tal punto que, se han generado reacciones de los estudiantes, quienes
se mostraban con cierta resistencia a la migración de la modalidad presencial a
la modalidad a distancia (Unesco e IESALC, 2020).
En
Paraguay, los estudiantes universitarios también han manifestado su
inconformidad con las medidas adoptadas por las IES, manifestando que la
metodología empleada no es la más idónea para la EaD
«le llaman clases virtuales a mostrar un PDF y completar una pregunta» (Estudiantes
universitarios van a paro virtual, párr. 4), y también por las
condiciones materiales, en ese sentido destacan que no todos los estudiantes
universitarios cuentan con las herramientas necesarias. Cuestionan además las
clases virtuales «sin garantías de calidad, tanto en programas informáticos
como conectividad a internet». (Paro Virtual:
Estudiantes de 14 universidades privadas, párr.
1).
Las
Técnicas de Informática y Comunicación (TIC) como herramienta de inclusión
educativa
La
literatura disponible a favor de las tecnologías de la información y
comunicación (TIC), y su aporte a la Educación a
Distancia (EaD) ha demostrado que éstas resuelven
principalmente las dificultades en el acceso a la formación de estudiantes de
diversos contextos y edades. En este sentido se pueden mencionar dos problemas
que se ven disminuidos o anulados gracias a la incorporación de las TIC en la
educación; el factor geográfico o de distancia y el de tiempo.
En relación con lo dicho, la ventaja que ofrece con la
disminución de las distancias facilita la formación de estudiantes de diversos
contextos (rurales y urbanos o alejados de las sedes); la otra ventaja es la
relacionada con el uso del tiempo; la educación a distancia mediada por las
tecnologías permite el acceso a las clases, en el horario que establece el
mismo estudiante y, por consiguiente, un mejor aprovechamiento del tiempo
laboral y familiar. Lo señalado es
importante para los estudiantes trabajadores, cuyo tiempo empleado en el traslado de un lugar a otro, así como el tiempo
que deben emplear en las clases presenciales, es mejor distribuido mediante la
implementación de la EaD.
Sin
embargo, el éxito depende en gran medida del conocimiento y uso de las
posibilidades de formación ofrecidas en el entorno tecnológico, principalmente
por parte del docente y el estudiante. Estos actores necesitan desarrollar
habilidades que son indispensables para que la formación en contextos mediados
por las tecnologías tenga resultados positivos. Por lo tanto, «el potencial de
las TIC no se refiere solo a la alfabetización digital sino también deben ser
utilizadas para promover competencias modernas y mejorar el desempeño educativo
de los estudiantes en términos generales» (Bellei, 2013, p. 126).
En
la región de América Latina se observa una marcada brecha digital, tanto en lo
que refiere al acceso como en el tipo de uso de las tecnologías. Esto significa
que:
El acceso a los medios digitales no
es uniforme entre los países y dentro de cada uno, lo que lleva a concluir que
los posibles beneficios no se distribuyen por igual entre los distintos grupos
de población. De hecho, los posibles efectos de los medios no son automáticos
ni llegan a todas las personas. (Sunkel y Ullmann, 2019, p. 246)
El
acceso a las TIC como un determinante de la continuidad educativa
Existen
aspectos claves de la desigualdad en el acceso a las TIC, entre ellas la brecha
digital entre las personas que han desarrollado habilidades y quienes no
pudieron hacerlo. En el informe de la Organización de Estados Iberoamericanos
(OEI) (citando al profesor Joshua Goodman de la Universidad de Harvard) se
destaca que «Cuando evaluemos a los alumnos dentro de un año, descubriremos que
las brechas de rendimiento por nivel socioeconómico se han ampliado.
Diferencias en el acceso a la tecnología, apoyo de los padres, seguridad
económica» (Organización de Estados Iberoamericanos [OEI], 2020, p. 16). En el
caso de los estudiantes del nivel superior es similar, por lo tanto, el desafío
es disminuir la población afectada por la brecha digital.
El
desarrollo de las competencias digitales es muy importante en el sector
educativo como un factor preponderante para la verdadera inclusión en la
sociedad del conocimiento. No se puede dejar de mencionar que esas competencias
se encuentran directamente vinculadas a las condiciones de acceso a las
tecnologías por parte de los estudiantes de las Instituciones de Educación
Superior dentro del sistema educativo.
La
situación se complejiza cuando las competencias digitales no solo están ausentes en los estudiantes, sino
también en los docentes, así lo señala Juan Manuel Brunetti, vicepresidente de
la Asociación Paraguaya de Universidades Privadas (APUP), «reconocemos que el
alumno y el profesor no están preparados, es un problema. Estamos haciendo el
esfuerzo para adaptarnos a este escenario. Hay que reconocer que esto va a ser
así». (Última Hora, párr. 13). El acceso a las
TIC; así como las condiciones económicas para solventar los gastos que genera
la educación a distancia son algunas condicionantes con las que se enfrenta un
estudiante que debe migrar de una educación presencial a la educación virtual,
en tiempos de pandemia.
Por
esta razón, además de la inversión que puedan realizar las instituciones para
fortalecer su sistema tecnológico y de formación docente, es fundamental tomar
en consideración las características sociales y económicas de los estudiantes
(CONES, 2016). Coincidentemente con lo expuesto, el Departamento de Educación
de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) citado por un
informe de la OEI (2020) apunta a prestar especial atención a los alumnos, que
sean caracterizados como los más vulnerables para evitar la profundización de
la desigualdad educativa y social, con acciones concretas e individualizadas.
En
cuanto al acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación por parte
de los estudiantes de la región de América Latina y el Caribe, un informe de la
Unesco e IESALC (2020) afirma que el 76 % de
la población estudiantil tiene acceso a las tecnologías y a las plataformas
requeridas para el desarrollo de la EaD, es un
porcentaje alto y esto es muy alentador para los gestores de las IES.
A
nivel local, no se cuentan con datos tan precisos, sin embargo, partiremos de
los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada en el 2018 sobre
el uso de las tecnologías.
La
zona geográfica que presenta un mayor porcentaje de población usuaria de
internet se ubica en Asunción (80,9 %) y Central (75,9 %) (Dirección General de
Estadísticas, Encuestas y Censos, 2019). Lo cual es muy positivo para los fines
de este estudio, pues la población de estudiantes que asisten a la Universidad
Americana, el Instituto Nacional de Educación Superior Dr. Raúl Peña y el
Conservatorio Nacional de Música, se ubican mayoritariamente entre Asunción y
Central y todas las instituciones se encuentran ubicadas en esa localidad.
El
internet se ha convertido en la principal herramienta para la comunicación y el
desarrollo de las clases de la EaD en los últimos
meses. Al respecto, los datos de la EPH presentan un 21,7 % de los usuarios
utiliza internet con fines de educación o capacitación frente a un 97, 2 % que
lo realiza para la mensajería instantánea, y un 85,6 % para las redes sociales.
(Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, 2019)
Estos
datos deben ser observados para la planificación de las acciones en el mediano
y largo plazo; las empresas de telefonías en el país cuentan con paquetes de
internet accesibles, que permiten la interacción en las redes sociales, pero no
son suficientes para el desarrollo de las actividades de formación a través de
plataformas educativas.
Es
importante señalar, que el hecho de contar con un teléfono móvil no es garantía
de las condiciones de continuidad en el proceso educativo para los estudiantes.
Es necesario contar con un equipo con ciertos requisitos de conectividad,
velocidad y memoria adecuados a los requerimientos de la ES. Los documentos que
son descargados deben ser guardados y consultados en cualquier momento,
independientemente de la conectividad.
Además
de lo ya mencionado, en este contexto de pandemia, se han observado otros
elementos, que se pueden considerar como determinantes a la hora de realizar un
usufructo óptimo del servicio educativo ofrecido por las instituciones en la
modalidad de EaD y que, refieren a las
características familiares del estudiante; como la posición familiar y la
calidad del ambiente que rodea a los estudiantes, es decir; un espacio físico
adecuado para participar de las clases: escuchar las videoconferencias, leer en
un espacio tranquilo y silencioso, participar de las clases sin interferencias.
Metodología
El
estudio responde al enfoque cuantitativo y diseño no experimental, transversal,
de tipo descriptivo. La recolección de los datos se realizó mediante la
aplicación de un cuestionario cerrado. La muestra consistió en 426 estudiantes,
alumnos regulares de las instituciones participantes del estudio tres
instituciones de Educación Superior: Universidad Americana Facultad de Ciencias
Empresariales, Instituto Nacional de Educación Superior Dr. Raúl Peña (INAES) y
el Conservatorio Nacional de Música (CONAMU), los estudiantes que participaron
corresponden al tercer semestre en adelante en la Universidad Americana y el
INAES, los estudiantes del CONAMU responden al profesorado superior en Música.
El tipo de muestreo fue no probabilístico, por muestras en cadenas o redes, es
decir que los contactos fueron pasando a sus grupos a través de las redes
sociales y así fue creciendo la muestra. El instrumento utilizado fue la
encuesta a través de un cuestionario que se aplicó en versión online.
Resultados
Se
encuestaron un total de 426 estudiantes (ver la tabla 1, en la pág. anterior).
El mayor número pertenece al sexo femenino 73,5 %, así como el estado civil
predominante es el soltero/a 95,1 % y que no poseen hijos 91,8 %. La edad de
estos se encuentra entre los 18 y 29 años, sólo un 8 % tiene más de 30 años.
Tabla 1
Participantes por IES
|
Institución |
Muestra |
% |
Tipo
de institución |
|
Universidad Americana |
200 |
46,9 |
Privada |
|
INAES |
181 |
42,5 |
Pública |
|
CONAMU |
45 |
10,6 |
Pública |
Del
total de estudiantes participantes, un 53,1 %, solo estudian, entre ellos se
encuentran estudiantes que están becados (2,5 % del total); los que estudian y
trabajan de forma simultánea con un 35,4 % y los que actualmente están
suspendidos de sus actividades laborales representan un 8 %, despedidos 3,5 %,
tal como se puede apreciar en la figura 1.
Figura
1
Actividades
que realizan los estudiantes

Referente
a la cantidad de personas con las que realiza el confinamiento, el número varía
según el núcleo familiar. Es así como el 27,9 % lo realizó con 5 personas y
21,4 % con más de 5 personas. Es decir que, aproximadamente la mitad de los
encuestados conviven entre cinco o más personas en el hogar, además del espacio
físico, esto también repercute en el uso del internet y de los equipos que
puedan existir en el hogar. Por lo expuesto, es importante que las
instituciones y los docentes tomen conciencia, tal como se señala en el informe
de la OEI, no todas las familias tienen un buen acceso a internet; y en cuanto
a las computadoras, el mismo informe alerta sobre los ordenadores que cuentan
los hogares que pueden ser obsoletos (Organización de Estados Iberoamericanos,
2020).
Los
gastos relacionados con la formación académica se cubren con el apoyo de los
padres en un 69 % de la población de los estudiantes encuestados, lo que tiene
relación directa con el hecho de que el mayor porcentaje de estudiantes se
dedica, como labor única y principal al estudio. Un 24,6 % cubren los gastos
con el fruto de su trabajo, lo que coincide con los estudiantes que continuaron
sus actividades laborales. En menor
medida han recurrido a otros recursos como préstamos, ventas de artículos por
la web, ambulantes y ventas de alimentos.
El
pago de la conexión a internet constituye el principal gasto en el que incurren
los estudiantes, representando un 82,1 %; de igual forma un porcentaje de 33,8
% refirió, además de la conexión a internet; el pago de telefonía para dar
continuidad a la formación en la virtualidad que se impuso. Otro de los gastos principales es el referido
al pago del arancel o cuota del centro de estudios, en el caso de las
instituciones privadas, en donde deben abonar la cuota para mantener la
matrícula, representando un 48,1 %.
El
69,2 % de los estudiantes ha manifestado que cuenta con recursos financieros
necesarios para estudiar en la modalidad a distancia; dato que coincide con el
69 % de estudiantes cuyos padres cubren sus gastos de estudios. Siguiendo en
este punto, llama la atención esa población que señala no contar con los
recursos financieros necesarios para dar continuidad a su formación en el
contexto de la EaD ya que la crisis económica,
indudablemente, afectó y seguirá afectando a la educación superior y el
desarrollo de la educación a distancia.
Los
datos relacionados a la economía son relevantes, tomando en consideración que
aproximadamente la mitad de la población encuestada incurre en gastos
relacionados a cuotas mensuales, pues pertenecen a una institución privada. No
obstante, los estudiantes de las instituciones públicas también señalan su
preocupación por la economía, tal como se observa en la figura 2.
La
pandemia no solo incidió en el cambio de la modalidad de la educación impartida
por las IES, también afectó con mucha fuerza la economía del país, por esta
razón la economía personal de los estudiantes sufrió perjuicios en los últimos
meses. Los estudiantes que se encuentran afectados entre mucho y bastante suman
el 68,3 y el 46,2 % de los estudiantes están muy preocupados por su economía y
un 40,6 % bastante preocupados. A pesar de que el 69 % manifiesta contar con
los recursos financieros y cuentan con el apoyo de los padres para cubrir los
gastos propios de la educación superior, se puede inferir que este aspecto los
afecta y genera preocupación en los estudiantes.
Figura
2
Afectación
de la economía de los estudiantes por la pandemia

El
número de estudiantes que estudian y trabajan, y los que han sido cesados o
despedidos, coincide con los que se encuentran afectados directamente por la
crisis laboral y económica generada por la declaración de cuarentena en el
país. La crisis económica que afecta al país preocupa a los estudiantes, a
pesar de que no todos pertenecen a la institución privada, todos han incurrido
en gastos, no previstos, para dar continuidad a la formación a distancia.
En
cuanto al acceso a los equipos tecnológicos requeridos para el desarrollo de la
EaD mediada por las TIC, el 74,4 % posee los recursos tecnológicos
necesarios para estudiar en la modalidad a distancia a través de un teléfono o
una computadora, mientras un 78,4 % señala que posee el espacio físico adecuado
para participar de las clases. En ambos casos se puede observar un poco más del
20 % de los estudiantes que no cuentan con los recursos tecnológicos ni las
condiciones en cuanto al espacio físico para la participación de las clases.
El
acceso a los equipos tecnológicos requeridos para el desarrollo de las clases
es un tema que requiere una atención especial, principalmente, porque los
equipos, específicamente los teléfonos celulares; deben reunir los requisitos
mínimos para la realización de las actividades de formación. Esto es
importante, más aún cuando se observa que el 65,5 % de los estudiantes realizan
la tarea mediante el teléfono, el porcentaje sube a 67,1 % cuando se trata de
computadora, dejando al margen a un importante número de estudiantes que
realizan las tareas en otros medios, como en el papel.
Al
respecto, tanto la Unesco como la OEI, coinciden en que el acceso a los equipos
contribuirá a aumentar la brecha digital, en la medida en que aumente el tiempo
de confinamiento. En esta línea, es bueno señalar que aproximadamente la mitad
de los encuestados manifestaron que realizan el confinamiento en el hogar con
cinco o más personas, esto significa que tanto el uso de los equipos como el
acceso a internet debe ser compartido por los miembros del hogar.
En
cuanto al acceso a internet, el 90 % de los estudiantes posee servicio de
internet, de ese porcentaje el 56,8 % es de uso familiar y el 31,2 % es de uso
personal. Del total de los que poseen servicio de internet, el 68,5 % es por la
red inalámbrica o wifi y el 31,2 %
por el servicio de paquete de datos, este último dato coincide con el
porcentaje de estudiantes que acceden a la conexión a internet de uso personal
y se puede inferir que realiza sus actividades académicas a través del
teléfono.
La
EPH refiere que el acceso y uso de internet por las personas con más de 13 años
de estudio, donde se ubica la población que asiste a la universidad, llega
incluso al 96 % (con 13 a 18 años de estudios); es decir, se puede inferir de
estos datos que la población universitaria es una usuaria más activa de
internet. En cuanto a la presencia de
las tecnologías en el hogar, según la mencionada encuesta, un 96,7 % de los
hogares disponían de un teléfono móvil en el 2018. (Dirección General de
Estadísticas, Encuestas y Censos, 2019).
El
informe de Unesco e IESALC por su parte, hace alusión a que, si bien, las tasas
de conectividad en los hogares son muy dispares en la región, «las tasas de
líneas móviles son extremadamente elevadas y superan, en muchos casos, la cifra
de una línea por persona» (2020, p. 15). Estos datos van en sintonía con los
datos de la EPH donde el 98,6 % de la población usuaria de internet lo hace
desde el teléfono, En cuanto a la conexión domiciliaria, se encuentra el 26,8 %
de la población (Dirección General de Estadísticas, Encuestas y Censos, 2019),
y que se podría asumir que cuenta con una computadora en el hogar.
Con
respecto a la conexión, la Unesco e IESALC señalan que en América Latina uno de
cada dos hogares tiene acceso a internet, esto hace suponer que los «hogares
donde hay un estudiante de educación superior las probabilidades de tener
conectividad son mayores» (2020, p. 20). Esta información es alentadora, pero
no se puede obviar los datos presentados más arriba donde el mismo informe
presenta a un 76 % de la población estudiantil con acceso a tecnología quedando
al margen un 24 % sin acceso a tecnologías.
Es
importante hacer mención del acceso de la tecnología en el hogar tanto en
cuestión de equipos como de conectividad, destacando que, si el hogar es
numeroso, con varios estudiantes, el usufructo de las tecnologías se verá
afectado. Al respecto, el informe de la OEI menciona que «el desigual acceso a
la tecnología en el hogar va a agrandar, cada semana que dure el confinamiento,
las brechas de aprendizaje» (2020, p. 17). Es decir, ya no solamente se trata
de contar con un dispositivo tecnológico sino también de la cantidad de
dispositivos necesarios, atendiendo a la cantidad de los miembros del hogar que
requiera continuar con la formación. En esta misma línea y como se ha señalado
con anterioridad, contar con el acceso a internet para las interacciones en
redes sociales es muy diferente a acceder a plataformas educativas, participar
de videoconferencias, descargar materiales o visionar vídeos de la clase.
Otro
elemento importante para el desarrollo de las actividades académicas en el
contexto de la EaD, es la calidad de la conexión a internet. Al respecto, el
41,8 % de los estudiantes plantea que el servicio de internet es regular, el
37,3 % que es bueno y solo el 9,6 % respondió que es excelente. Con relación al
pago del internet el 69,2 % manifestó que es mensual, el 19,2 % diario y el 9,2
% semanal. Para desarrollar las actividades académicas las principales
dificultades que enfrentan los estudiantes se relacionan con la mala señal de
internet y el acceso de este, lo que puede observarse en la figura siguiente
(núm. 3).
Figura 3
Calidad
del servicio de internet

En
lo relacionado a la conectividad, recurso que se volvió determinante para la
continuidad del proceso educativo, un poco más de la mitad de los participantes
de la muestra cuentan con internet en el hogar a través de la red inalámbrica,
en concordancia con el informe de la Unesco e IESALC, que señala que «los
hogares con estudiantes universitarios tienen mayores probabilidades de contar
con acceso a internet» (2020, p. 20); un porcentaje no menor se maneja
adquiriendo paquetes de datos. Sin embargo; existen también estudiantes que no
tienen condiciones de acceder a internet, en coincidencia al 24 % de
estudiantes que están quedando atrás, presentado en el informe de la Unesco e
IESALC (2020), y son quienes también tienen más probabilidades de abandonar el
sistema educativo.
Según
los datos señalados, es evidente que el acceso a la conexión de internet es un
indicador determinante, pues muchos de los estudiantes obtienen el servicio de internet través de los paquetes
de datos con compras diarias o semanales para conectarse con fines de
formación, por lo tanto la calidad de la conexión es más reducida y con
dificultades, esto puede estar relacionado a lo que la mayoría de los estudiantes han manifestado que el
servicio de internet es regular y malo, siendo una dificultad para el
cumplimiento de las obligaciones académicas.
El
acceso a internet (entre regular y nulo) es considerado por los estudiantes
como una de las principales dificultades para el desarrollo de las actividades
académicas, a pesar de que también es visto como una ventaja, dado el contexto
actual, para dar continuidad a la formación. Como fortalezas se encuentran el
buen manejo de las herramientas digitales con un 54,7 %; manejo de la
plataforma académica con un 51,6 %; apoyo del grupo o curso un 39,9 % y
disponer de los equipos adecuados (teléfono, computador) un 39,5 %.
Conclusiones
Se
puede afirmar que la pandemia causada por el virus del COVID-19 ha generado un
impacto en los estudiantes en los siguientes sentidos. En primer lugar, se han
visto afectados por la crisis económica que ha traído el paro laboral como
consecuencia de la cuarentena decretada por el gobierno como medida sanitaria.
Además, una gran parte cuenta con el apoyo de sus familias para enfrentar los
gastos relacionados a su formación como pago de internet, telefonía y cuotas
mensuales de la institución formadora, otros han recurrido a préstamos y otros
a la venta de diversos productos.
Así
mismo, existen estudiantes que no tienen condiciones para continuar con la
formación a distancia mediada por las tecnologías, realizan las actividades en
el papel, no cuentan con el equipo tecnológico y el acceso a internet
requerido; así como, las condiciones necesarias en el hogar, principalmente en
cuanto al espacio físico, vinculado también a la cantidad de personas con
quienes realizan el confinamiento. Es un grupo minoritario, pero no menos
importante.
Los
estudiantes suspendidos de su actividad laboral o que han sido despedidos, se
encuentran más afectados por la crisis económica y no cuentan con los recursos
financieros necesarios para cubrir los gastos relacionados a su formación.
Estas situaciones los afectan en cuanto a las posibilidades de cubrir los
gastos educativos y les genera mucha preocupación, considerando que se vive en
un tiempo de incertidumbre, tanto en lo económico como en lo laboral.
La
dificultad principal es el acceso a internet, resalta la mala señal debido a la
conexión mediante paquete de datos, o la imposibilidad de acceder al servicio
por cuestiones económicas.
La
conectividad a internet en el país es un servicio que fluctúa entre regular y
malo, acceder a uno bueno requiere de un desembolso importante, según los
planes de compra con los que se cuente. El
acceso a un mejor servicio de internet está directamente vinculado a las
condiciones económicas para solventar el costo. Por lo tanto, si los
estudiantes han sido víctimas del paro laboral o en algunos casos han quedado
desempleados (ellos o sus familias), cubrir los gastos propios de la formación
y el acceso a internet constituye una erogación económica importante que afecta
la economía del hogar.
Entre
las condiciones personales que pueden ser vistas como fortaleza para enfrentar
la formación a distancia mediada por las TIC, el manejo de las herramientas
surge como un aspecto fundamental; otro elemento importante para la continuidad
del estudio es el apoyo del grupo curso y se suma a este el hecho de disponer
de equipos tecnológicos adecuados como el teléfono y el computador.
Para
lograr una educación a distancia más exitosa es imprescindible que las IES
cuenten con informaciones actualizadas y completas sobre las características
económicas, sociales y personales de los estudiantes. Esto permitirá una mejor
planificación del proceso de enseñanza aprendizaje con resultados más efectivos
y menos riesgo de abandono por parte de los estudiantes, a fin de garantizar la
formación en paridad de condiciones y la reducción de la brecha de desigualdad
entre los diferentes sectores socioculturales.
Para
finalizar, es necesario alertar que el hecho de contar con un teléfono móvil no
es garantía de las condiciones de continuidad en el proceso educativo para los
estudiantes, se necesita contar con un equipo con ciertos requisitos de
conectividad, velocidad y memoria adecuados a los requerimientos de la ES. Las
instituciones y sus equipos interdisciplinarios deberían pensar en soluciones
tecnológicas apropiadas para los teléfonos móviles, que permitan el acceso
rápido y fácil, sin ocupar espacios en la memoria ni aumentar el consumo de
Internet.
______________________
Referencias bibliográficas
Albertini,
F. A. (2017). Avances, desafíos e impactos de la educación superior
virtual en Paraguay. Revista Científica ScientiAmericana,
4 (1), 1-23. https://revistacientifica.uamericana.edu.py/index.php/scientiamericana/article/view/237
Belleï, Cristián. (2013). Situación
Educativa de América Latina y el Caribe: Hacia la educación de calidad para
todos al 2015. Unesco. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000224559
Brunner,
José Joaquín y Villalobos, Cristóbal. (2014). Políticas de educación
superior en Iberoamérica, 2009-2013. III Encuentro de Rectores de Universia,
Río de Janeiro. Ediciones Universidad Diego Portales. bit.ly/2014bruvil
Consejo
Nacional de Educación
Superior. (2016, 26 de febrero).
Resolución N.° 63, Reglamento de la Educación
Superior a Distancia y Semipresencial. https://bit.ly/CONESresolucion63
Decreto
N.° 3456, por el cual se declara estado de emergencia
sanitaria de todo el territorio nacional para el control del cumplimiento de
las medidas sanitarias dispuestas en la implementación de las acciones
preventivas ante el riesgo de expansión del coronavirus (COVID-19).
Presidencia de la República del Paraguay. (2020, 16 de marzo). https://bit.ly/decreto3456par
Dirección
General de Estadística, Encuestas y Censos. (2019). Tecnología de la
Información y Comunicación en Paraguay. Encuesta Permanente de Hogares
2015-2018. https://www.ine.gov.py/Publicaciones/Biblioteca/Tics/documento%20TICS.%20final.pdf
Estudiantes
universitarios van a paro virtual contra el cobro de aranceles durante la
cuarentena. (2020, 7 de abril). Última Hora. https://bit.ly/UH20200407estu
Marcelo,
Carlos y Yot, Carmen. (2013). Tareas y competencias
del tutor online. Profesorado. Revista de currículum y formación del
profesorado, 17 (2), 305-325. https://www.redalyc.org/pdf/567/56729526018.pdf
Organización
de Estados Iberoamericanos. (2020). Efecto de la crisis del coronavirus en
la educación [Folleto]. https://bit.ly/OEA20efcr
Padilha, Marcia. (2012).
Indicadores en diálogo con la escuela respecto al uso de TIC en la enseñanza.
Revista Paraguaya de Educación (2), 52-72. https://www.mec.gov.py/cms_v2/adjuntos/12949
Paro
Virtual: Estudiantes de 14 Universidades Privadas en contra de abusos
económicos. (2020, 7 de abril). Diario Hoy. https://bit.ly/coparohoy
Sunkel,
Guillermo. y Ullmann, Heidi. (2019, abril). Las personas mayores de América
Latina en la era digital: superación de la brecha digital. Revista de la
CEPAL (127) https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44580/1/RVE127_Sunkel.pdf
Unesco
e IESALC. (2020). COVID-19 y educación superior: de los efectos inmediatos
al día después: Análisis de impactos, respuestas políticas y recomendaciones.
http://www.iesalc.unesco.org/wp-content/uploads/2020/05/COVID-19-ES-130520.pdf
Autores
Roberto Fonseca Feris
Docente de grado y postgrado del Instituto Nacional de Educación Superior
Dr. Raúl Peña. Magister en Educación con énfasis en Aprendizaje y Medios (UVM
–Chile). Licenciada en Ciencias de la Educación. Especialista en Desarrollo
Humano. Es especialista en Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA) por el
Centro de Formación Docente de Virtual Educa (Argentina), Cursando: Doctorado
en Educación en la Universidad Iberoamericana. Ha participado en equipos de
investigación y ha publicado trabajos sobre lenguas indígenas.
María De las Nieves Montiel
Docente de grado y postgrado Universidad Americana, Universidad
Tecnológica Intercontinental de Paraguay. Licenciado en Derecho. Especialista y
Magíster en Derecho Penal por la Universidad de Oriente, Cuba. Ha realizado
publicaciones en la Revista Jurídica de la Universidad Americana de Asunción,
la Revista Arandu UTIC, Revista Gestión Universitaria
América Latina GUAL.
Katherin Arrúa Jacquet
Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la
Universidad Americana (Paraguay). Máster en Educación con énfasis en docencia
universitaria y en Administración y Dirección Financiera de la Universidad
Americana. Contadora Pública de la Universidad Nacional de Asunción. Par
evaluadora por la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Escuela
Superior (ANEAES) Cursando: Doctorado en Administración de la Universidad
Columbia. Ha publicado en la Revista del CLAD Reforma y Democracia.
Esta obra se publica bajo licencia:
Creative Commons BY-NC-SA 4.0
Internacional
(Reconocimiento – No comercial – Compartir igual)
ISSN-L 2224 7408